Monday, June 16, 2008

Extremistas: cada vez más marginados en el mundo islámico

En la década de los `90, Osama Bin Laden tenía un problema: el Islam. Quería trasmitir que el Corán da a sus seguidores licencia para matar a inocentes -y a sí mismos- por la causa de la "jihad", su concepto de "guerra santa".

De esa manera, podía justificar su campaña global de terror. Pero, eso no es lo que dice el libro sagrado musulmán, ni
tampoco es la interpretación que le dan los grandes académicos y predicadores de esa fe. Por tanto, Bin Laden se dedicó a dar vuelta las revelaciones contenidas en el Corán y en los dichos del Profeta Mahoma, conocidas como hadices o Hadiz.
Importantes pensadores musulmanes, incluyendo algunos de los que Bin Laden dependió para tener apoyo, rechazan su visión de la jihad.

El millonario saudita escribió una diatriba que denominó "declaración de guerra" y luego un edicto religioso, eligiendo citas de las Escrituras Islámicas y llamando a académicos dudosos para que lo respaldaran. Los versículos fueron de propaganda política y no de teología, pero le dieron resultado para sus propósitos. La noción apocalíptica de la guerra santa que promovió -la demostró en el 11-S- se convirtió en la visión predominante del Islam para quienes tienen escaso conocimiento de la fe, tanto occidentales como musulmanes.

Pero esta situación ha empezado a cambiar. Importantes pensadores musulmanes, incluyendo algunos de los que Bin Laden dependió para tener apoyo, rechazan esa visión de la jihad. Sectores del público en Medio Oriente y el sudeste de Asia, que expresaron su simpatía, ahora muestran desilusión.

Al mismo tiempo, y más importante a largo plazo, no está cobrando forma una nueva visión del Islam, ya sea la de Bin Laden o de los tradicionalistas que lo precedieron. Se está generando un nuevo impulso en el mundo musulmán para volver a examinar lo que parecieron principios inmutables de la fe y abrir de par en par las puertas de la interpretación que algunas escuelas del Islam intentaron cerrar hace siglos.

Contexto

Intelectual y teológicamente, gran parte del trabajo más ambicioso es realizado por un grupo de académicos en Ankara, Turquía, que espera publicar nuevas ediciones de la Hadiz antes de fin de año. Han reunido todas las 170.000 narraciones conocidas de las enseñanzas del Profeta. Se supone que allí están registradas las palabras y las realizaciones de Mahoma, como guía para la vida cotidiana y clave de algunos de los misterios del Corán.

Pero, muchos de esos relatos surgieron de un contexto histórico específico, y quienes contaron esas historias o, mucho después las escribieron, no siempre eran confiables. A veces confundían "los valores universales del Islam, con valores geográficos, culturales y religiosos de su tiempo y lugar", sostiene Mehmet Gormez, profesor de Teología en la Universidad de Ankara, quien trabaja en el proyecto.

Mehmet Aydin, quien concibió el proyecto sobre los hadices hace cuatro años, cuando se desempeñó como Ministro de Estado para Asuntos Religiosos, dice que resulta obvio que en el siglo VII, el tiempo del Profeta, la vida era muy diferente. Por ejemplo, un Hadiz, prohibe a las mujeres viajar solas. En Arabia Saudita, ése y otros dichos son tomados como una de las razones por las que no se debe permitir conducir vehículos a las mujeres. "Este no es un precepto religioso, sino algo relacionado con la seguridad en un lugar y tiempo específicos", señala Gormez.

Por otra parte, el proyecto turco tiene el silencioso respaldo del Partido AK, que es la fuerza política de raíces islámicas y democráticamente elegida más exitosa del mundo. Los profesores involucrados se apresuran a negar que su trabajo represente una especie de Reforma Islámica: no hay un Martín Lutero entre ellos. Afirman que lo que hacen es "repensar" los textos sagrados, "de acuerdo con conceptos modernos como la democracia, los derechos humanos, los derechos de las mujeres y los valores universales". Pero su labor tiene un potencial de gran alcance, teniendo en cuenta la credibilidad de la fuente.

Aislados

Mientras, las recetas de Bin Laden para el cambio solo han conducido a la muerte y la destrucción. Los radicales han enfocado su ira y sus bombas contra otros musulmanes, a los que consideran apóstatas o insignificantes. Como consecuencia, se encuentran aislados. En Irak, las fuerzas de Al Qaeda están contra la cuerdas y son casi imposibles de distinguir de los mafiosos. En Pakistán, las encuestas muestran que el apoyo de los ciudadanos a los atentados suicidas con explosivos declinó de más del 30% hace cinco años a menos de 9% en la actualidad.

El ataque más feroz contra la versión de la "Guerra Santa" de Bin Laden provino de Sayyid Imam al-Sharif, uno de los pocos pensadores realmente respetados en filas de los "jihadistas", quien se encuentra encarcelado en Egipto. Conoce a Ayman al-Zawahiri, el segundo jefe de Al Qaeda, desde que eran compañeros en la universidad.

En un libro que las autoridades egipcias le permitieron publicar el año pasado, al-Sharif escribe sobre la manera que la Sharia -la Ley Islámica- ha sido manchada por las acciones de Al Qaeda: "¡Están aquellos musulmanes y no musulmanes que asesinan a centenares, incluyendo mujeres y niños en nombre de la jihad!" Al-Sharif afirma que eso es inaceptable a los ojos de Alá, de sus leyes y su pueblo. Otra vez, Bin Laden tiene un problema y es el Islam.

Jugados a modernizarse para lograr estabilidad

Muchos países, aún aquellos como Pakistán o Arabia Saudita que han tolerado el radicalismo en el pasado, han entendido que su propia estabilidad depende de alentar mayor modernización. El Rey Abdullah, de Arabia Saudita, tomó acciones para limitar los excesos de celo de algunos de los 10.000 imanes en las planillas del sector público. El gobierno está repensando las doctrinas básicas.

A lo largo del mundo musulmán, la gente parece preparada para recibir el nuevo mensaje. Las clases medias que crecen ya no están dispuestas a aceptar la piedad de la vida campesina como guía para la conducta pública y privada.

En Irán, la Policía, con frecuencia, suspende discursos de Mohsen Kadivar (49) un intérprete de las leyes islámicas porque, según las autoridades "pueden causar alteración pública y del tránsito". ¿Cuál es su atractivo mensaje? Que el sistema iraní, por el cual un clérigo tiene la palabra final en todos los temas del Estado, presenta fallas fatales.

Estrategia radical: matar más "infieles"

Hay un cisma en el interior del mundo musulmán más radical. Eso es un hecho. Pero, además de una versión más moderna de los textos sagrados, más alejada de los extremismos, también hay una lectura más preocupante: la tendencia a matar menos islámicos y más infieles. No hay que olvidar que el año pasado la propia CIA estimó que Al Qaeda había "regenerado" su habilidad para atacar en EE.UU. No hay que olvidar el 2006 en Irak, ni el 2007 en Pakistán. Este mes, una bomba explotó fuera de la embajada danesa en Islamabad.

Lawrence Wright, autor y una de las voces más autorizadas sobre Al Qaeda, concluye que el Islam radical está enfrentando una rebelión a su interior. Al mismo veredicto llegan Peter Bergen y Paul Cruickshank en la revista The New Republic, cuyos análisis también son respetables, quienes enlistan una abultada nómina de antiguos defensores de la Jihad que ahora son críticos de la violencia promiscua de Al Qaeda. Críticas de este tipo, dicen, han reunido una corriente dominante de líderes musulmanes que forman una "poderosa coalición que contrarresta la ideología de Al Qaeda".

No hay forma de negar que Al Qaeda ha dañado su propia causa matando a muchos musulmanes. Esta es la razón por la cual aún los árabes sunitas en Irak se han unido ahora al bando estadounidense. Una investigación de la Universidad Simon Fraser, de Canadá, destaca un extraordinario descenso del apoyo a los grupos terroristas en el mundo musulmán.

Pero el impacto de esta situación el terrorismo global quizás sea, desgraciadamente, muy poco. Al Qaeda ha compensado su revés estratégico en Irak mediante la creación de un santuario en las áreas tribales de Pakistán.

Respecto a sus problemas ideológicos, probablemente sea sopesado por la continuidad de la corriente anti-estadounidense en el mundo islámico. Además, la organización tiene un remedio simple. Solamente necesita matar más occidentales y menos musulmanes. Para esto no tiene que atraer a millones de personas a su causa: un número pequeño de almas rencorosas en los lugares correctos es todo lo que necesita.

En Gran Bretaña, los servicios de inteligencia nacionales reconocieron que varios miles de personas están listas para llevar a cabo actos violentos en nombre del Islam. Lamentablemente, aún los disidentes de la jihad probablemente vean con buenos ojos esta variante.

Fuente: Newsweek / The Economist - visto en WebIslam

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