Tuesday, August 22, 2006

'Islamofobia' de altos vuelos

La madrugada del miércoles 16 en el aeropuerto de Málaga (España). Esa noche, sobre las tres de la madrugada, tenía previsto despegar del aeródromo malagueño un Airbus 320 de la compañía Monarch con destino a Manchester (Reino Unido). Cuando la mayoría de los pasajeros estaban embarcados en la aeronave y se ajustaban los cinturones de seguridad, varias familias se negaron a acceder al aparato si antes no eran desalojados dos viajeros. Su delito: tener rasgos paquistaníes, hablar árabe, ser jóvenes y no vestir sandalias y ropa veraniega como el resto del pasaje, sino gruesos jerséis y cazadoras de cuero.

Dentro del aparato se corrió pronto la voz de la actitud de las seis personas que permanecían amotinadas en el pasillo de la terminal. Para sorpresa de la tripulación, una familia se levantó de su asiento y salió del aparato, al igual que hicieron luego otras dos. El comandante -autoridad suprema en un avión- decidió que no despegaba con los dos viajeros que algunos calificaban de indeseables, y así se lo notificó al suboficial de la Guardia Civil que se desplazó a la terminal.

El piloto, acompañado por agentes armados y personal de seguridad del aeropuerto malagueño, se dirigió a los dos hombres para comunicarles su decisión y retirarles el pasaporte. Una hora más tarde, los dos hombres, que en ningún momento opusieron resistencia al desalojo, salieron del aparato con la cabeza baja y escoltados por dos agentes. El vuelo ZB 613 abandonó Málaga con más de tres horas de retraso y dos pasajeros menos.

La compañía Monarch aseguró que los dos sospechosos fueron interrogados por la Guardia Civil durante varias horas, informa Efe. Sin embargo, un portavoz del instituto armado negó ayer que los pasajeros expulsados del avión -de nacionalidad británica y origen paquistaní y árabe- fueran retenidos. "No teníamos nada contra ellos, se revisó su equipaje y ya está, ni siquiera tenemos sus nombres", asegura el portavoz. Los dos desalojados pasaron la noche en un hotel y salieron al día siguiente hacia Manchester en un vuelo "de otra compañía", según informó la Guardia Civil.

Heath Schofield es uno de los 150 pasajeros del vuelo de Monarch. Este representante de productos químicos, que viajaba con su esposa, Jo, y sus dos hijas, de 15 y 12 años, se declaró ayer "harto de hablar con periodistas", y no quiso ayer responder a las preguntas de este periódico desde su casa de Cheshire. Sin embargo, su mujer sí había hablado con varios medios británicos. Jo Schofield, profesora universitaria, aseguró al Daily Mail que cuando los dos sospechosos entraron en el Airbus se hizo un silencio "en el que se podía escuchar caer un alfiler". Según esta testigo, las suspicacias se iniciaron después de que un pasajero asegurara que había escuchado a los dos desalojados decir "algo alarmante en árabe" y "miraban mucho sus relojes".

Tanto la comunidad musulmana del Reino Unido como representantes de la sociedad civil han condenado la expulsión de los dos viajeros. El miembro del Parlamento británico Jaled Mahmood, laborista y musulmán, calificó de "enormemente irracional" el incidente de Málaga. "La gente tiene que recuperar la cordura. No se puede acusar y tratar como si fueran terroristas a una persona sólo porque tiene aspecto asiático", dijo este diputado por Birmingham. Por parte del Partido Conservador, el portavoz de Seguridad Nacional, Patrick Mercer, fue algo más lejos y calificó la reacción de los viajeros del vuelo ZB 613 como "una victoria para los terroristas".

El secretario general del Consejo Musulmán del Reino Unido, Mohamed Abdul Bari, aseguró que los sucesos del aeropuerto malagueño son una muestra del "alto nivel de sospecha que a menudo soportan injustamente los musulmanes", y dijo que muchas personas de origen árabe "son culpables hasta que se demuestra que son inocentes".

ELPAIS

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